Si quieres saber quien dé más te ama, Cruza la mirada hacia alguna esquina olvidada y aunque la absurda luna disimule, Hoy enamorada y mañana sedienta, Veras, entornada, la hermosa figura de lo que para tí es nada aunque te ponga cada día su alma de almohada. Así somos, así es el viento que rehúye nuestro aliento, Al tiempo que pasa y nos roza con su fuego, Ella, blanca de armonía, rosa de clavel disfrazado, Apasionada sin aspavientos, hermosa sin saberlo, Bella sin proponérselo. Ella es la que amo, la que mira de lejos, La que acaricia en silencio, La que adora la sombra que no sé que llevo dentro, La que perdona, la que alienta, la que devora el desvelo, Para que vea el amanecer sin recelo. Ella tan joven, inocencia intocable, dulzura irremediable, Que derriba los cimientos del más absurdo corazón, Ella, a la que besar es una quimera distante, Porque me sonríe sin mirarme, O mejor, cuando yo no quiero mirarle. Son amores de ríos navegables, caudales infinitos, De manos que jamás se rozan y ni siquiera lo saben, Besos de enamorados regalados a las tempestades, Confiando en las olas que atraviesan mares. No es distante tu aroma aunque tu mar sea pequeño, Y el mío haya huido de un océano norteño, No desconfío de tus manos, esas que siempre siento, Por más que me aturda el rechazo de un destino incierto, Cuando enfrento tu más intimo gozo, Con el abismo infecundo que convirtió mi alma en pozo eterno.
José C. Balongo
Ahí, en tu pecho desnudo, quiero encontrarMe.
Encerrado en él, porque Me pertenece sín lugar a dudas.
Mía
Encerrada estoy por propia libertad.
ResponderEliminarEncadenada a Usted y más libre que nunca.
A Sus pies
Un beso grande, grande y...........